Para mis queridas seguidoras que no les gusta el café, pues tecito o agüita, lo que quieras… el chiste es echar la chorcha.
Una de las cosas que más me gusta es ver a mis amigos, me organizo para verlos después de la oficina o temprano para desayunar. Mis amigas son tan bellas que desayunan conmigo temprano para que me pueda ir de ahí a la oficina. Eso lo aprecio mucho, la verdad no cualquiera lo hace.
Esta semana voy a ver a Isabel, una de mis amigas más queridas y de la que más he aprendido… Mis hijos la llaman “La patrona” y hace unas manualidades espectaculares, ¡pinta hermoso!
Ella es quien me enseñó a coser hace muchos años, bueno, ella me ha enseñado muchas cosas. En realidad siempre ha sido como una hermana mayor para mí, la quiero mucho.
Al regresar a vivir a la Ciudad de México -porque como ya te había contado yo vivía en un rancho del Estado de México- me reencontré con muchas amigas con las que había perdido un poco el contacto.
Con algunas fue como si el día anterior nos hubiéramos visto y solo estábamos retomando la plática. Hay algunas que han sido una gran sorpresa y se han incorporado a mi ajetreada vida; y otras se volvieron una anécdota en mi vida, o tal vez yo en la suya.
Con los años se han ido de mi vida algunas amigas, una muy querida voló al cielo hace un par de años. Otra que fue muy importante, simplemente decidió que ya no éramos compatibles... En fin, ¡quién no ha experimentado los vaivenes de la amistad!
Pero, ¿qué haríamos sin las invaluables amigas? Y las hay para todo: para comadrear, trabajar, llorar, pasear, ir al cine y bueno que te cuento a ti, mi querida y nueva amiga. También las hay para echar un cafecito…
¡El tiempo se va cómo agua! Nos vemos en la próxima para compartir sobre la vida y contarte un poco más de mí.
Soy Alejandra Coghlan, estás en mi casa que es tu casa, y te espero para el siguiente café.
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